miércoles, 14 de septiembre de 2011

9 maneras de lidiar con un jefe tonto


Bueno, en primer lugar, y para tranquilizar a propios y extraños, diré que vamos a hablar de situaciones hipotéticas, de charlas habidas alrededor de un vaso de café, pero que en absoluto están relacionadas con situaciones reales.

Por cierto, recordad que las imágenes como la que acompaña este blog, podéis ampliarlas sin más que hacer clic sobre ellas. Además la de hoy es una tira de Dilbert que os recordará más de una ocasión en vuestra vida laboral.

En alguna ocasión, casi todo el mundo se ha encontrado con alguien que parece seguir el principio de Dilbert: alguien que ha ascendido en la escala laboral, de forma inversamente proporcional a su aptitud. Y que a pesar de esgrimir de forma evidente y constante dicha falta de aptitud, se las ingenia para seguir siendo jefe o incluso seguir ascendiendo. Si usted cree que su jefe es así, aquí van algunos consejos que quizá le hagan la vida más fácil.
  1. Intente hacerle quedar siempre por encima. Vamos, hacerle la pelota no le irá mal, y con suerte, conseguirá aumentar la estima de su jefe lo suficiente para que desaparezca (quizá, siguiendo con el principio de Peter, sea ascendido en base a su incompetencia).
  2. Documente su trabajo. Tome nota de qué le pide su jefe, en qué términos y condiciones, etc. Cuanto más sea lo absurdo o imposible que le pida su jefe, tómese más molestias en anotarlo, conseguir pruebas, guardar mailes, etc.
  3. No critique a su jefe de forma abierta. Si su jefe la caga en una reunión, asuma usted el rol de jefe, haciéndole a puerta cerrada sutiles comentarios acerca de lo desacertado de su, por otra parte, magnífica exposición.
  4. Evite saltarse a su jefe. Hágalo partícipe de todo, sobre todo de sus éxitos. Con un poco de suerte, se los atribuirá él, y al ascender, se librará de su supervisión.
  5. No espere que su jefe cambie.
  6. Manténgase alejado en público de su jefe. Por asociación, puede usted convertirse en "el tonto que es amigo del tonto".
  7. Cambie de dirección. Cuando su jefe trate de darle una orden, ofrezca una lista de problemas espantosos e insolubles, y pídale su opinión.
  8. Cambio gradual de objetivos. Consiste en diseñar una serie de objetivos en el tiempo para un proyecto que sean más fáciles de cumplir o, de hecho, que sea algo que usted ya haya realizado.
  9. Entrene a su jefe tonto. Ofrezca a su jefe un dulce cada vez que pase cerca de su mesa y hace un comentario positivo. Si el comentario es negativo, no le de ningún dulce. Observará cómo el número de comentarios negativos que su jefe le hace, decrece con el tiempo.
Fuente: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1011314

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