martes, 27 de septiembre de 2011

5 malas prácticas en la oficina


Bueno, hoy el titular es la metáfora del auténtico titular que ha inspirado este post: "The stupid things you do at work (and how to fix them)"

En este artículo, hace una magnífica reflexión de acciones que solemos llevar a cabo y son improductivas o contraproducentes. Me ha hecho gracia por dos motivos:
  • Vuelve a sacar el tema de la procrastinación en el trabajo. ¿Que no sabes lo que es?. ¿Es que no lees este blog? ;)
  • El otro motivo es que para ejemplizar la procrastinación, hace referencia a un refrán:
"y como dice el refrán español: mañana probablemente es el día más ocupado de la semana". Anónimo.
Soberbio. Sin palabras. En fin, al grano. Vamos a ver resumidas, las 5 malas prácticas en la oficina:
  1. Ponernos nerviosos. Cuando nos enfrentamos a tareas grandes, con alto riesgo, que nunca antes hemos hecho, o para las que no nos vemos preparados, suele ocurrar esto.
  2. Aferrarse a nuestras ideas y métodos, aunque estén mal. Hemos de aceptar que nuestros métodos o ideas no han de ser siempre los mejores. Punto. Quien lo confunde con ofrecer seguridad, tiene un grave problema. La seguridad consiste en poner los medios y medir los riesgos, para que podamos ofrecer la solución más adecuada al contexto.
  3. Procrastinar en lugar de hacer las cosas. El no afrontar las tareas inmediatas, y relegarlas en favor de lo que nos gusta más, o nos hace sentir más seguros, es un problema.
  4. Creerte mejor de lo que realmente eres. Tenemos una tendencia exagerada a ignorar nuestros fallos y hacer públicos nuestros éxitos. Es un mecanismo de conservación innato en nuestra especie. El miedo a qué dirán. La verguenza pública. Todo esto realmente nos limita y nos hace comportarnos muy por debajo de nuestras posibilidades. Nuestro rendimiento profesional y la calidad de nuestro trabajo, se ven afectados en consecuencia.
  5. Traer tu orgullo a la oficina. A la hora de negociar, mucha gente cuando obtiene un beneficio muy pequeño de la negociación, hace gala de su orgullo y prefiere no llevarse nada. Si pensamos con pura lógica, no tendría sentido este resutado. Sin embargo, la realidad nos hace ver cuán afectado puede verse nuestro comportamiento si nuestro orgullo hace acto de presencia.

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