jueves, 7 de febrero de 2013

Cómo no hay que comunicar un despido

Esta entrada estaba pendiente hacía mucho tiempo. Y en realidad ha cambiado diversas veces de nombre. Empezó siendo un tema de comunicación en la empresa, y le acabé dando la vuelta, y la vuelta, y al final no quedó nada de la idea original. Quizá algún día la desarrolle. Al final, ha quedado un tema no menos importante, pero que además es muy peliagudo: cómo no comunicar un despido. Además es que tenía que colocar en algún sitio este chiste de Dilbert y no sabía cómo.

También me gustaría que no lo tomarais como un reproche. Al gestionar un proyecto, al formar parte de una empresa, hay muchas funciones que hay que cubrir. Por desgracia, en ocasiones, no todo es maravilloso, y puede llegar a ser necesario prescindir de un puesto de trabajo, y con ello, despedir a quien lo ocupa.

Este tema ha sido ya tratado en muchos sitios, pero hoy me apetecía darle algo de humor. Y humor realmente negro. Vamos a relajarnos un poco, y exploraremos cómo hay que hacer estas cosas, tratando de justificar los argumentos contrarios. Es decir, vamos a explicar COMO NO DEBE DESPEDIRSE.

Dar rodeos.

Es importante no ser claro ni conciso. Si vas a comunicar un despido, lo mejor es que des rodeos y dejes pistas. Como decía aquel humorista "alguien va a despedir a alguien..." o un "...alguien va a ser despedido..." Después de todo, lo importante es la empresa. Que matemos de un infarto al pobre infeliz no es relevante. Nada de sentarlo en una silla y comunicar claramente la noticia. Mejor incluso: extendamos rumores de que va a haber un gran número de despidos. Así sólo uno se sentirá mal (el despedido), y el resto saltará de alegría al saber que no han sido los perjudicados. Es la técnica de la alegría por comparación. Me quedo igual que estaba, pero como me había hecho a la idea de que iba a recibir una mala noticia....

Poca claridad.

Nada de decir las cosas claritas y sencillas. Mejor un:
- "...tu proyecto acaba el mes que viene, yo estaría preocupado..." o también:
- "...eres demasiado caro, no sé qué pasará contigo..."
Después de todo, a la gente le gusta vivir la emoción, el riesgo, el "no saber qué ocurrirá mañana". Qué mejor técnica gerencial que la sorpresa y la incertidumbre.

Poca elegancia.

Saber dar una mala noticia es un arte. Como lo es un piropo. ¿Qué puede haber más grato para una mujer que algo como "te lo comía todo" o un "ay si te pillo te..." (mejor no sigo)? Pues en esta línea, dar un despido a alguien no requiere elegancia. Mejor empezar con reproches, humillaciones y cualquier otra técnica que haga pensar al despedido que es su culpa. Y si es posible gritando o en público mejor. De su escarnio público algo se podrá sacar. Además, ya que le estamos despidiendo, es el momento de sacar todos los trapos sucios que tengamos (sean de él o no, y sean verdad o no). Total no es un juicio. Hagámosle un favor, y que se vaya pensando que mejor nunca haber estado aquí.

No saber escuchar.

Nunca des pie a que se explique un despedido. ¿Para qué? Tras la sarta de injurias y trapos sucios, no le van a quedar ganas de hablar. Aquí los únicos que tenemos que hablar somos nosotros. Que para eso estamos despidiendo (y esto, quieras que no, cansa mucho y requiere de concentración).

Falta de intimidad.

Como habíamos comentado anteriormente, lo mejor es hacerlo en público. Que todos se enteren. Así nos temerán, y verán que no nos andamos con tonterías.

Cuándo despedir.

La mejor hora es a primera hora. Nada más llegar al trabajo. Así le haces sentir que además de perder su empleo, ha perdido el día: ha madrugado tontamente, y ahora  va  a perder la mañana en papeleos inútiles, pues total, ya está despedido. Tiene todo el día para pensar porqué lo hemos hecho (recordad la poca claridad), y que la falta de elegancia y de empatía (no saber escuchar), hagan el resto. Además para el que despide, es un revulsivo de energía. Oiga, anda que no es mejor que el mejor café expreso: humillar y fastidiar a la persona despedida, hacerle sentir mal, inútil y saber que tiene todo el resto del día para regodearse en su desgracia. Además si es posible, hagámosle permanecer en su puesto de trabajo con alguna excusa del estilo:
- "Quédate un poco para ceder tu conocimiento" o también:
- "No te vayas sin zanjar papeles y devolver el material, etc".
Así, de nuevo, nos aseguraremos con dar ejemplo al resto de compañeros, que verán cómo nuestra autoridad y liderazgo priman sobre cualquier cosa.

Hazlo sin tiempo.

No se te ocurra dar un preaviso. ¡No vaya a ser que el pobre incauto trate de buscarse otro trabajo! En España existe un preaviso de 15 días, pero no es orientativo y además las leyes están equivocadas. Además, dar tiempo a una persona puede significar que trate de conocer sus derechos. Y eso sí que no.

No des explicaciones.

No expliques al despedido porqué, ni quién, ni cómo ha tomado la decisión. Ni cómo va a afectar a la organización.

Promete cualquier cosa, aunque sepas que no la vas a poder cumplir.

Da falsas promesas al despedido. Insístele que se trata de algo coyuntural, y que seguramente podrán volver a contratarlo más adelante, incluso con mejor sueldo. Y al resto de los empleados, asegúrales que no va a haber más despidos. Aprovecha para dejar claro porqué has despedido a esta persona insistiendo en una humillación pública (hazlo mientras aún está presente el despedido, claro).

Siempre que sea posible, no lo hagas cara a cara.

Lo mejor es un correo. O mejor aún: desactivar el acceso del empleado. No hay nada más agradable que un guardia de seguridad que nos impide el acceso a nuestro centro de trabajo (de nuevo, esto es mucho mejor si ocurre mientras nuestros ya ex-compañeros lo ven todo).

Pues nada, espero que os haya gustado este "artículo inverso" en tono de humor negro.

Fuente:
http://www.20minutos.es/noticia/350842/0/como/comunicar/despido/
http://podemoshablar.blogspot.com.es/2008/11/comunicar-despidos-difcil-y-odiosa.html

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