sábado, 23 de marzo de 2013

El síndrome de Estocolmo

Podemos encontrar en Wikipedia la definición de este tipo de desorden:

Wikipedia: El síndrome de Estocolmo es una reacción psicológica en la cual la víctima de un secuestro, o una persona retenida contra su voluntad, desarrolla una relación de complicidad, y de un fuerte vínculo afectivo, con quien la ha secuestrado. Se debe, principalmente, a que malinterpretan la ausencia de violencia contra su persona como un acto de humanidad por parte del secuestrador.

Esta definición, que nos parece tan fuera de nuestro ámbito de empresas de desarrollo de software, ocurren en nuestra industria mucho más de lo que creemos.

 

El equipo de desarrollo con el Jefe de Proyecto.

Cuántas veces hemos oído a los programadores o analistas excusar al jefe de proyecto que gestionó algún conocido desarrollo o implantación.

Por desgracia, cuanto mayor es el sobre-esfuerzo, cuanto mayores y más largas son las semanas o meses de brutal agotamiento, mayor es el síndrome de Estocolmo. Se llega a oír cómo las más peregrinas excusas surgen de los labios de quienes han sufrido de primera mano las malas decisiones, la pésima gestión (o la total carencia de la misma) de ese jefe de proyecto.

Es normal que aceptemos las imperfecciones de la gente, es correcto. Pero ya no es normal olvidarnos de las responsabilidades y trasladarlas a otros, como si un jefe de proyecto fuera una imagen de un mártir, un inocente de las circunstancias.

El programador con el Analista/Arquitecto.

Tampoco es extraño oír cómo el equipo defiende a su analista responsable, al arquitecto que definió la estructura, a quien pensó (con tan mala fortuna) las pantallas...

Pues sí, el síndrome de Estocolmo también aplica a los perfiles técnicos altos, pues tantas horas con ellos, tantas excusas ofrecidas, acaban por minar la resistencia moral. Después de todo, están con nosotros en las largas semanas (días y noches incluidos) que necesitamos para hacer funcionar sus incompetentes diseños y sus incongruentemente desorganizadas y sobrecargadas arquitecturas.

El programador con el cliente.

No nos engañemos. También podemos sufrir este síndrome con un programador. Si se trabaja mucho tiempo en las oficinas del cliente, llega a establecerse un vínculo entre el equipo de desarrollo y el cliente. Sin embargo, al pasar el tiempo y si el equipo de desarrollo sigue trabajando en las oficinas del cliente, este equipo pierde su vínculo con su propia empresa.

En este tipo de situaciones, nos encontramos con casos en que los desarrolladores obedecen al cliente, aún en situaciones en que saben que están desobedeciendo o contradiciendo las órdenes recibidas de su jefe de proyecto.

Ocurre en desarrollos, pero también en mantenimientos. En un mantenimiento, es típico ver cómo un programador sale corriendo a resolver una incidencia sin esperar a que sea notificado su registro, sin esperar a que sea revisada, escalada, etc. En estos casos, el equipo de desarrollo se preocupa solamente de contentar al cliente, y acaba trabajando como si formara parte del equipo del propio cliente.

En estos casos, llega a perderse el control de lo que se trabaja. El equipo de mantenimiento está muy ocupado, pero sus responsables no son conscientes de ello. Se registran menos incidencias de las que realmente se resuelven...incluso de llevan a cabo evolutivos a escondidas que con suerte se quedan como simples correctivos.

¿Y tú? ¿Has observado también en algún proyecto el Síndrome de Estocolomo?

2 comentarios:

  1. Muy buena analogía.

    La sinceridad es la que nos puede llevar a evaluar con ecuanimidad el desempeño en un proyecto.

    Saludos, Julián.

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